Las vistas desde el ahora céntrico barrio de la Almozara son desalentadoras. Amplias zonas sin pavimentar, maquinaria en constante funcionamiento y trabajadores que no descansan en su empeño por llegar con éxito al día de la inauguración. En un momento en el que todo debería estar listo y en pruebas, sólo el teleférico sobrevuela ya la ciudad.
Entre tanto, los perjudicados son los vecinos del barrio de La Almozara, quienes se quejan de los constantes ruidos que provocan las máquinas y del considerable aumento de tráfico. Por otro lado, los controles policiales perjudican aún más los accesos de entrada y salida al barrio.
Los vecinos más radicales opinan que el Gobierno de Aragón debería entregar a cada visitante un cubo y una pala para ir tapando agujeros. Los ánimos caen entre los zaragozanos, que cada vez están más seguros de que la Exposición Internacional no estará lista a tiempo. De momento, las lluvias ya han retrasado una semana los trabajos de urbanización.